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La pregunta que encabeza esta entrada proviene del blog Te regalo un libro, donde han hecho un pequeño debate sobre el tema. La bloggera en cuestión afirma que sÃ, que ha visto llegar lejos libros extranjeros con tramas sencillas mucho más lejos que un libro bien construido... español. ¿Por qué es esto? La autora remarca que en realidad las preguntas que nos hacemos son: ¿por qué han publicado ese libro y no el mÃo? ¿Creéis que cuando se lee un libro español influye la envidia sana? Si bien es cierto que al verlo como un libro de nuestra tierra, vaya, que aunque el autor sea de la otra punta de España sigue siendo vecino nuestro, lo leemos con más interés. ¿Pero ese interés es sinónimo de recochineo? ¿Estamos esperando el primer fallo para condenarlo? No, sinceramente no creo que sea eso. Creo que hay mucho apoyo entre autores españoles -aunque siempre son cÃrculos de amistades, como todo, y no hay nada de malo-, de hecho existen varias plataformas, grupos de facebook, revistas, etc. que han logrado llevar la literatura española más allá de nuestras fronteras.
Sà estoy de acuerdo en que solemos pensar que una novela extranjera tiene el cielo ganado. "Si ha llegado hasta aquÃ..." o la tÃpica frase de "lo americano siempre es bueno" que la he oÃdo hasta hablando de calcetines. No sé qué tiene España que siempre hablamos del extranjero en detrimento de nuestra cultura. Aunque claro, a veces entiendo a esos escritores que están hasta el gorro de ver librerÃas atestadas de libros sobre la Guerra Civil -además es un tema que se repite también en el cine y personalmente ya me cansa- y cuatro cosas de otras temáticas. Quiero ser optimista; por suerte, se empiezan a reconocer autores dentro del panorama fantástico y de ciencia ficción. Bueno, y en muchos otros géneros, pero ya me entendéis.
La cosa es que deberÃan valorarse igual nuestras novelas y las extranjeras. Todos deberÃamos pelear bajo los mismos criterios, sin prejuicios que nos impidan gozar de las mismas oportunidades. Y sobre todo, escritores, no os infravaloréis. Las comparaciones son odiosas.