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La bruja sostenÃa el mazo de cartas con ambas manos. El rumor de la lluvia habÃa cesado de golpe, las hojas de los árboles ya no golpeaban el cristal con cada ráfaga de viento. El silencio oprimÃa el corazón de Daru. Por un instante pensó en rechazar la invitación. ¿Se harÃa realidad lo que viera a partir de aquel momento, o precisamente por haberlo visto, su vida cambiarÃa por completo? Y si estaba destinado, ¿qué podÃa hacer para remediarlo?
Se apremió a sà mismo. HabÃa llegado hasta allÃ.
—Estoy preparado.
La bruja se irguió, su sombra negra elevándose hasta el techo.
—Los Arcanos susurran tu nombre, y sus palabras avivan los vientos del futuro…