Ficción en braille, otra gran desconocida

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No sabría nombrar ni una sola editorial que publique ficción en braille. Al menos, no antes de informarme para escribir el artículo. Imaginaba que sí. Y está claro que existen, pero solo el hecho de “imaginar” da algunas pistas acerca del estado de la diversidad en el día a día. Pelear por el nacimiento de obras inclusivas es la respuesta natural de las minorías que buscan representación, y los bastante bien representados, unos más y otros menos, debemos escuchar antes de abrir la boca.

ATENCIÓN: se avecina una reflexión torpe mezclada con datos. Todas las fuentes están agrupadas al final del artículo.

El  23 de abril de 2008 (¡hace casi diez años!), la Asociación Catalana de Ciegos y Disminuidos Visuales (ACCDV) reclamó una mejor accesibilidad y un mayor número de audiolibros y novedades editoriales en braille. Miembros de la ACCDV leyeron “durante todo el día en sistema braille una quince de textos como Pere Calders, Quim Monzó, Mercé Rodoreda o Woody Allen” (1). Además de buscar la sensibilización entre amantes de la literatura, se quejaron de que apenas pueden descargarse audiolibros de Internet de manera legal (2). Sé que es una noticia vieja y que seguramente haya una evolución favorable en materia literaria, pero da voz a una cuestión que compete a un porcentaje de la población española y mundial, por muy irrisorio que sea para algunos.

Si el arte es la mejor herencia que dejan nuestros antepasados (junto a la educación), ¿por qué el acceso a la literatura es aún tan rudimentario? Supongo que porque si ya de por sí una editorial no es un negocio próspero ni fácil, una editorial para no videntes podría suponer la ruina del emprendedor. Al menos a primera vista (chiste no incluido). Pero bueno, cada uno vive dentro de sus posibilidades. No pretendo dar lecciones a nadie, solamente exponer algo sobre lo que no había pensado mucho, ni de seguido: ¿qué sería de mí si tuviera visión reducida y de la noche a la mañana no pudiera leer? Leer, una de mis vías de escape. La literatura, ese puente a otro mundo. La ficción, mi pasatiempo preferido. Yo no sería la misma, desde luego, si no hubiera leído. Mi imaginación no se habría desarrollado igual; ni mi pensamiento, que se ha construido alrededor de historias que siempre recordaré. Pensarlo me pone los pelos de punta. Y pensar que algunas personas pelean todos los días por ello me da rabia.

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LIBROS SIN BARRERAS
Imagino que cualquier pasito adelante puede generar una diferencia brutal en los demás.  Buceando en Internet he encontrado algunas alternativas no demasiado recientes, aunque seguro que habrá muchas más. En 2015, el 39º Salón del Libro Infantil y Juvenil de Madrid fue dedicado a los libros para leer con la nariz, los oídos o los dedos, fomentando el uso de formatos accesibles para todos. En palabras textuales de la feria, “bajo el lema Libros sin barreras, […]  quiere dedicar esta edición a la discapacidad, concibiendo un espacio para la inclusión, la participación, la igualdad y la solidaridad” (3).

Al otro lado del océano, en Buenos Aires, Verónica Tejeiro edita cuentos infantiles en Estudio Erizo. Su catálogo ofrece libros en versión bilingüe: lectura con la vista y lectura con el tacto. Además, son cuentos infantiles ilustrados. “El desafío de leer imágenes es súper importante para estimular la sensibilidad general del lector y sirve después para el entendimiento de mapas y otros sistemas visuales”. Sus libros se pueden comprar desde aquí. Me gustaría destacar una cita importante de una entrevista en Buena Vida (4):
La oferta de literatura es todavía muy limitada y de baja calidad. Son, por lo general, transcripciones clásicas, difíciles de conseguir, y suelen ni estar encuadernados. Es muy común ver libracos anillados o engrampados, sin ilustración. Los chicos tienen que leer a Caperucita Roja y Los Tres Chanchitos y no hay mucho más que eso. Se pierden entonces de acceder a todo un universo de historias que no necesariamente transcurren dentro del bosque.
En México, la fotógrafa Lisa Murphy editó en 2010 Tactile Mind, el primer “libro erótico para ciegos”. La obra se compone de diecisiete imágenes y textos en braille hechos a mano. Torsos de hombres y mujeres, penes, vaginas, fotografías hechas de plástico termoformado y espiral que representan la sexualidad cotidiana tal y como es. “Los ciegos han sido marginados en una sociedad saturada de imágenes sexuales”, explicó en un reportaje (5). “Playboy tuvo una edición con texto braille entre 1970 y 1985, pero sin imágenes”. Aquí podéis encontrar más información sobre Tactile Mind, y comprarlo si os ha molado tanto como a mí.

Ser la excepción en una sociedad mayoritamente homogénea es el horror, ya sea por cualidades físicas, por sexualidad, por etnia… por lo que sea que se contraponga a lo habitual. Yo qué sé. Y repito: soy consciente de que no he descubierto ninguna piedra de Rosetta. Necesitaba poner por escrito todo esto y darme cuenta de que en 2017 la pelea por la diversidad continúa no solo en ámbitos que me afectan a mí o a mis seres queridos directamente, sino en cualquiera. Todo es susceptible de mejorar. Todos somos susceptibles de mejorar, también.

Para quien opina que la representación forma parte de la agenda cultural de lo políticamente correcto (el peor término de la historia junto a feminazi), el arte y los sueños no significan nada. Y si no que se lo digan a los niños que siguen creyendo (¡y creando!) en protagonistas que ponen patas arriba el concepto de normalidad.

Fuentes:
El CESyA recoge el Premio ARPN 2008 por su labor a favor de la accesibilidad audiovisual, 2008, en la web oficial del Centro Español del Subtitulado y la Autodescripción.
La lengua de signos española estará presente en el Día del Libro, 2008, en El Mundo.
Nueva editorial publica libros en tinta y en braille, 2014, en Buena vida.
XXXIX Salón del Libro Infantil y Juvenil en Madrid, 2015, en Conde Duque Madrid.
Libros en braille, pocos y caros, 2015, en Milenio.

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